¿Cómo alimentar a un bebé con fisura?

Todo recién nacido establece un primer lazo afectivo con su madre a través de la alimentación, por esto es de vital importancia que esto se realice de la forma más natural posible, es decir, amamantando al niño. Existen dos formas recomendadas para el amamantamiento del niño con fisura que evitan posibles ahogos, aunque cada madre puede encontrar además otro sistema que se acomode a su propio hijo.

La primera es sobre una pierna de la madre: montar al niño de modo que su carita quede frente al pezón materno (caballito), sujetarlo por la espalda e introducir el pezón dentro de la boca, ejerciendo un poco de presión, para ayudar al niño en la succión.

La segunda opción, es colocar al niño sentado de costado (entre brazo), sujetando su cabeza e introduciendo el pezón dentro de la boca y presionando el pecho con la mano para ayudar a la salida de la leche. Ambos sistemas serán efectivos en la medida que el proceso de alimentación se realice en un ambiente de tranquilidad, dando el tiempo necesario al bebé para que se acostumbre a la forma elegida para alimentarlo.

Naturalmente en los primeros días, el proceso llevará más tiempo que la alimentación de un niño sin fisura, pero progresivamente irá mejorando.

Para logar esto, es importante que alimentemos al niño cada 2.5 a 4 hrs. como máximo y no esperar a que su hambre sea demasiada, ya que su desesperación lo puede llevar a posibles ahogos.

Es importante que durante y después de la alimentación ayudemos al niño en la eliminación de gases. Nuestros hijos tragan mayor cantidad de aire al succionar, lo que les puede ocasionar cólicos y llantos, evitables a través de un buen “sacado de chanchitos”.

Si a pesar de todo nuestro esfuerzo no fuera posible el amamantamiento, como ocurre en las fisuras más amplias, tendremos que considerar la opción de alimentación mediante chupete. Siendo lo más importante que la goma de éste sea blanda, para que ayude en la succión. El orificio para la salida de la leche puede ser hecho en la punta, pero en forma de cruz. Otra opción es buscar un chupete sin orificios y hacerlos nosotros en el costado, tres o cinco, e introducirlo dentro de la boca del niño. Es importante buscar una posición adecuada en la cual el niño no lleve su cabeza hacia atrás, evitando que la leche pueda irse hacia la fisura y nariz.

Cada familia deberá escoger el sistema que se acomode mejor a su realidad, y la mejor forma de saber si lo estamos haciendo bien, será controlar regularmente el peso del bebé con el pediatra o la enfermera.

Hoy en día se están utilizando mamaderas exprimibles, facilitando la alimentación al presionar la mamadera cuando el niño succiona; evitando que el niño se canse durante la ingesta de leche.

Es importante también que la alimentación no demore más de 30 minutos, si el bebé demora más de este tiempo se debe disminuir la cantidad de leche y aumentar la frecuencia diaria.

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